La dispraxia es un término que se refiere a un trastorno específico en el área del desarrollo de las habilidades motoras. Las personas con dispraxia tienen dificultades para planear y completar tareas motoras intencionales. Se ha estimado que el 6% de la población infantil muestra algún signo de dispraxia y la población que se acerca al 70% son varones.
La dispraxia puede afectar varias áreas del funcionamiento, desde tareas motoras simples como saludar con la mano, hasta las más complejas como lavarse los dientes.
¿Cuáles son los signos y síntomas de la dispraxia?
La dispraxia es un trastorno que afecta el desarrollo de áreas motoras a lo largo de la vida. Aunque algunos retos pueden persistir, existen diferentes dificultades que cambian a lo largo de la vida.
En niños pequeños:
Bebés con dispraxia pueden evitar gatear, voltearse, o resistirse a tareas que involucran habilidades motoras. En la medida que crecen son niños propensos a:
Dificultades en el movimiento de los ojos que se puede observar cuando el niño mueve la cabeza en lugar de solo mover los ojos.
Dificultad para utilizar los cubiertos y sostener una taza mientras bebe.
Dificultad para caminar, trotar, saltar, aventar, cachar una pelota o manejar una bicicleta.
Retraso en el uso y discurso del lenguaje.
Tiran objetos.
Establecimiento tardío de la preferencia manual (diestro o zurdo).
Dificultad para realizar actividades motoras finas tales como abotonarse o amarrarse las agujetas.
Dificultades con la escritura.
Deficiente sensación de la dirección y el espacio.
En niños escolares:
La dispraxia puede ocasionar que el niño tenga dificultades en el desarrollo de habilidades y participación social; pueden tener problemas para relacionarse con sus compañeros, ya que no saben negociar las reglas, son rígidos y parecen “mandones”. Aunque son muy inteligentes, estos niños pueden parecer inmaduros y algunos pueden desarrollar fobias y conductas obsesivas.
Todos los jóvenes deben lidiar con los cambios rápidos del cuerpo. Sin embargo, algunos jóvenes con dispraxia pueden estresarse por lidiar con problemas de coordinación, lenguaje oral y dificultades académicas.
La dificultades de coordinación pueden ser especialmente problemáticas en clases de educación física u otros deportes, por lo que son excluidos socialmente.
La dificultades en la expresión oral y el discurso pueden interferir con la conversación creando dificultades para involucrarse en una plática, por lo que les resulta un problema social.
Las dificultades en la escritura como parte de la formación de las grafías, dificultades para tomar el lápiz y escribir lento pueden hacer el trabajo escolar más frustrante.
En adolescentes y adultos:
Los retos que viven los adultos con dispraxia pueden ser vistos en todos los aspectos de la vida cotidiana. Las dificultades pueden tener un impacto en:
Manejar
Manejo de las finanzas personales
Labores del hogar
Cocinar
Actividades de autocuidado personal
Destreza manual para escribir y teclear
Control de la elocución (volumen, tono y articulación)
Cuidado de otras personas (mascotas, bebés y niños)
Con frecuencia, la dispraxia puede estar relacionada a otros trastornos del desarrollo . Entre los problemas del desarrollo que aparecen con más frecuencia junto con la dispraxia, son los trastornos del aprendizaje tales como la dislexia, la disgrafia, la discalculia, el trastorno por déficit de atención y el espectro del autismo. Los síntomas de estos trastornos del aprendizaje pueden ser similares sin importar si traslapan la severidad. El rango de las dificultades puede variar enormemente.
Otros problemas comunes que enfrentan las personas con dispraxia incluyen la baja autoestima, la depresión, problemas emocionales y conductuales. Las dificultades en la comprensión, escucha y procesamiento de la información pueden contribuir a las dificultades que experimentan las personas con dispraxia.

¿Cómo se diagnostica la dispraxia?
El diagnóstico de la dispraxia debe ser transdisciplinario, por lo que varios especialistas ayudan durante el proceso. Inicialmente se realiza una entrevista para revisar la problemática de la persona en diversas áreas de la vida, posteriormente, se determina la probable co-existencia de otros problemas del desarrollo, durante el proceso de evaluación de las habilidades motoras se utilizan algunos instrumentos que dependerán de la edad del paciente. Para bebés y niños hasta los 4 años se utilizan escalas del desarrollo y cuestionarios sobre las capacidades emocionales funcionales como:
Escala del Desarrollo de Bayley-III en Español
Perfil de Conductas del Desarrollo de Bolaños
Exploración clínica de reflejos motores y sensoriales
FEAS de Greenspan
Cuestionario de las Capacidades Emocionales Funcionales de Greenspan
A partir de los 2 años, y en la edad escolar se utilizan instrumentos como:
M Fun de Miller
Goal de Miller
Perfil Sensorial de Dunn
SOSI-M de Blanche
Evaluación clínica de tono y postura
Evaluación de la integración sensorial
A partir de la edad escolar y durante la adolescencia es más común encontrar comorbilidades como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastornos de aprendizaje, problemas emocionales y/o conductuales. En estos casos se recomienda una evaluación neuropsicológica, pedagógica y emocional.
A partir de los hallazgos en la evaluación se sugieren diversas estrategias para mejorar el desempeño de la persona con dispraxia. La intervención mediante la integración sensorial ha demostrado ser una estrategia basada en evidencias efectiva para esta población.
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