
El objetivo de esta serie de escritos sobre temas de integración sensorial es descubrir algunos secretos que han sido olvidados a lo largo de los últimos 50 años, desde que Ayers escribió su teoría y práctica en 1972. La mayor parte de los conocimientos divulgados sobre integración sensorial en las diferentes certificación hacen referencia a los artículos y libros de Ayres (2005), Bundy, Lane & Murray. (2019), Parham y cols.(2007), Schaaf & Mailloux (2007), etc. En todos ellos se cita al libro azul "Sensory integración and Learning disorders " escrito por Ayers (1972); sin embargo no es una lectura obligatoria, que vale la pena revisar. Por ello, el objetivo de estos escritos es transmitir esta joya en español.
DEFINICIÓN DE LA DEFENSIVIDAD TÁCTIL

En esta publicación revisaremos el concepto de defensividad táctil y sus implicaciones terapéuticas (Ayres, 1972). La Dra. Ayres describe que muchos niños muestran respuestas adversas, más intensas que los demás, a ciertos tipos de estímulos táctiles por un efecto acumulativo. A este fenómeno lo denomina defensividad. Este un síndrome que incluye características como la distractibilidad y la hiperactividad. En algunos casos hay una disminución de la discriminación táctil y en otros se asocia con dispraxia. En la mayoría de los casos se asocia con ansiedad (Ayers, 1972).
SUSTRATO NEUROFISIOLÓGICO

En la revisión teórica y práctica que hacen Bundy, Lane & Murray (2019) explican los mecanismos neurofisiológicos subyacentes a la teoría inicial sobre la defensividad táctil descrita por Ayers. En ella se planta que la defensividad táctil se relaciona con una falta de inhibición por el desbalance entre los sistemas neuronales relacionados con funciones de protección y discriminación sensorial, en la cual predomina la función defensiva. Las más recientes investigaciones sobre el tema agregan que en el caso de niños que son hiperreactivos presentaron una respuestas galvánica en la piel elevada, con poca habituación a los estímulos subsiguientes; producto de un bajo tono vagal, por lo que la respuesta inhibitoria parasimpática fue menor. Otra hipótesis que se confirma a lo largo de la investigación con la medición de las respuestas de los potenciales evocados es que la falta de integración multisensorial auditiva y somatosensorial ocasionó respuestas de hiperreactividad sensorial. También con el uso de técnicas de neuroimágen fue posible observar cambios microestructurales en la conectividad de la sustancia blanca en diferentes regiones del cerebro, dependiendo de la población estudiada (desórdenes de la integración sensorial, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, X Frágil, espectro autista). También se ha planteado que las variaciones en la modulación dependen de las características genéticas más la suma de factores adversos físicos como la exposición a alcohol, o estresores prenatales.

DIFERENCIAS EN LA MODULACIÓN SENSORIAL Y CONCURRENCIAS A LO LARGO DE LA VIDA
En la revisión de Bundy y cols. (2019) se plantea como los problemas de modulación sensorial son una concurrencia en otras condiciones del neurodesarrollo, como en el trastorno por déficit de atención y el espectro del autismo. Y en condiciones psiquiátricas en adultos con trastorno límítrofe de la personalidad, bipolaridad y esquizofrenia. Sin embargo, a pesar de esta amplia y basta revisión y avances en las explicaciones neurobiológicas de la modulación sensorial, aún no queda claro y parecen contradictorios los hallazgos entre las medidas neurofisiológicas, los reportes personales y las observaciones clínicas, ya que existe una gran variedad de diferencias entre las poblaciones etiquetadas como autistas, y los diferentes tipos de trastorno por déficit de atención. En la población adulta no hay una anamnesis que permita evaluar si las variaciones en la modulación sensorial han estado presentes desde la infancia. Sin embargo, algo en lo que la mayor parte de los autores coinciden es que la personas con esta condición experimentan ansiedad (Ayres, 1972, Bundy, Schaaf & Mailloux, 2015, Lane &, Milloux 2019). Esto hace evidente que probablemente los niños con defensividad táctil tienen mayor riesgo de presentar problemas de ansiedad, que en la vida adulta pueden desencadenar problemas psiquiátricos, por lo que el conocimiento oportuno de esta condición puede marcar una diferencia en la salud mental de esta población.
ABORDAJE DE LA DEFENSIVIDAD TÁCTIL

un mejor balance entre los mecanismos de protección y discriminación (Ayres, 1972). Y sugiere que la estimulación táctil profunda, junto con actividades propioceptivas, en las cuales el niño participe activamente promoverán la integración sensorial. A partir de este supuesto, se han realizado estudios con animales en lo que se observaron cambios en la modulación sensorial en aquellos que recibieron experiencias táctiles tempranas con presión profunda y propioceptiva; que fueron expuestos a ambientes enriquecidos, caracterizados por ambientes que ofrecían experiencias sensoriales, espacios adecuados, con equipos multisensoriales, con la presencia de experiencias novedosas, retos justos, con la participación activa del agente, que involucran juego y goce, en una ambiente social y seguro (Reynolds, Lane, & Richards, 2010 en Bundy, Lane & Mailloux, 2019). Este principio es el que ha sustentado el diseño y uso de gimnasios sensoriales, bajo la premisa de una intervención que siga ciertos lineamientos de fidelidad para ser considerada con un enfoque de integración sensorial (Parham y cols, 2007).
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Sin embargo, me llama la atención que en las fotos y videos de la Dra. Ayres el uso de tapetes rugosos, diferentes texturas en los equipos está presente y en el libro azul explica la importancia de su uso en el equipo y sobre las superficies del espacio del gimnasio; ya que el deseo y la motivación del niño para enfrentarse a estos estímulos, junto con el movimiento permiten la adecuada integración sensorial (Ayres, 1972). A diferencia de las fotos actuales de los gimnasios que utilizan materiales de vinyl, lona y licra, que son planos y no representan un reto justo a nivel táctil.
En el libro "Guía Clínica para la Implementación de la Integración Sensorial de Ayres" escrito por Schaaf & Mailloux (2015) proponen que para los niños con una pobre discriminación, y/o hipersensibilidad táctil se deben diseñar actividades sensoriomotoras que brinden experiencias en ambientes ricos aumentan la conciencia y la habilidad para hacer ajustes automáticos con el cuerpo y con juguetes y objetos.
Sin embargo, hay un punto clave que se ha omitido a lo largo de los escritos, ya que no hay suficiente evidencia científica que lo sustenten. Y una de las razones puede ser que en los estudios realizados se enfocan específicamente en las variaciones de modulación sensorial y no han estudiado propositivamente otros aspectos del desarrollo como son las reacciones posturales. Una de las hipótesis que plantea Ayres es "¿puede ser el hecho que la aparición de la reacción de Landau, al mismo tiempo que se inhibe la reacción de Moro indique la maduración postural y que este mecanismo este relacionado con la acción inhibitoria del sistema de protección defensivo?.. entonces... ciertas respuestas posturales pueden inhibir el sistema defensivo" (Ayres, 1972, pg. 217).

A lo largo del enfoque de tratamiento Ayres (1972) hace énfasis en el uso de los scooters en posición prona, ya que la actividad requiere de la acción voluntaria de enderezamiento, con una contracción postural fuerte en músculos de la cadera, espalda y el cuello, el uso bilateral de brazos y manos y eso contribuye a la inhibición del reflejo tónico asimétrico de cuello y tónico laberíntico, lo cual integra los sistemas táctil, propioceptivo y vestibular simultáneamente, disminuyendo la defensividad táctil.
CONCLUSIÓN
La estimulación táctil a través de la manipulación pasiva y activa es fundamental para el desarrollo emocional del niño. El origen de la defensividad táctil no depende de un sólo factor y puede estar presente a lo largo de la vida, con repercusiones sobre la salud mental de la persona.
La defensividad táctil no es una condición aislada, sino parte de un síndrome que puede estar presente en diferentes poblaciones neurodivergentes como a lo que hoy se le llama divergencias atencionales, del aprendizaje, lenguaje, y espectro autistas, en las cuales pueden tener diferentes mecanismos neurofuncionales involucrados que puede determinar la presencia, ausencia o grado de disfunción postural, en la coordinación bilateral o dispraxia.
Los postulados de abordaje deben incluir un ambiente rico en texturas, presente dentro de un reto justo, en las superficies donde el niño deambula y se moviliza sobre los equipos de suspensión, con variaciones novedosas, que promuevan actividades sensoriomotoras que incluyan acciones voluntarias de enderezamiento, planeación motora y coordinación bilateral. Es decir, promover un ambiente que le permita al niño elegir actividades sensoriomotoras, que promuevan la triada táctil/propioceptiva/vestibular, en una ambiente de juego con goce y disfrute, social y seguro.
REFERENCIAS
Ayres, A. J. (1972). Sensory integration and learning disorders. (No Title).
Bundy, A. C., Lane, S., & Murray, E. A. (2019) Sensory integration: theory and practice. FA Davis.
Parham, L. D., Cohn, E. S., Spitzer, S., Koomar, J. A., Miller, L. J., Burke, J. P., ... & Summers, C. A. (2007). Fidelity in sensory integration intervention research. The American Journal of Occupational Therapy, 61(2), 216-227.
Schaaf, R. C., & Mailloux, Z. (2015). Clinician's guide for implementing Ayres sensory integration: Promoting participation for children with autism. Bethesda: AOTA Press, The American Occupational Therapy Association, Incorporated.
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